Tres coeficientes de correlación

Algo que no consideré inicialmente es exponer un concepto sumamente importante, tal como es la definición de correlación. En sentido, saltaremos un paso hacia atrás para dar dos más adelante, todo con el objetivo de tener una mayor comprensión de los modelos de interdependencia, tal como lo vimos en los artículos pasados. Pues sin mayor vacilación, entendemos a la correlación como una medida estadística que indica la relación o asociación entre dos variables. En otras palabras, es una medida que indica el grado en que dos variables se mueven juntas. La podemos expresar matemáticamente de la siguiente manera: rXY=Cov(X,Y)Var(X)Var(Y) Donde el numerador es la covarianza de las dos variables y el denominador es el producto de las desviaciones estándar de las dos variables. Este valor fluctúa entre -1 y 1, de manera que cuando alcanza un valor de 1 indica una correlación positiva perfecta, lo que significa que las dos variables están perfectamente r...

¿Tienen futuro los modelos DSGE? La crítica de Blanchard. Parte I

I. ANTECEDENTES

La RAE (2020) define “crisis” como “cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados”. Asimismo, de manera más específica, en su quinta acepción respecto al plano económico, lo define como “reducción en la tasa de crecimiento de la producción de una economía, o fase más baja de la actividad de un ciclo económico”.

En su sentido más básico, la crisis implica, en términos generales, un cambio profundo, ya sea en el plano económico, político, social, tecnológico o ambiental. Por ende, las repercusiones de las crisis no solo han afectado al plano real, sino también a la teoría. En el plano económico, estas son más comunes y han acompañado al pensamiento económico con especial énfasis en la teoría macroeconómica.

Entonces, no es vano preguntarse: ¿Qué impactos han generado estas grandes crisis en la teoría macroeconómica? Indudablemente es una pregunta interesante, puesto que una de ellas generó el desarrollo de la macroeconomía tal y como la conocemos, o en gran parte, la cimentó.

En efecto, la crisis económica de 1929 conllevó al cuestionamiento del modelo clásico y dio como nacimiento a la teórica macroeconómica, de la mano de Keynes, con la publicación de General Theory of Employment, interest and Money, en 1936.

La teoría general de Keynes ponía en énfasis lo que hoy se denomina la demanda agregada, de manera tal que en el corto plazo la demanda agregada determinaba la producción. En este contexto, Keynes termina introduciendo componentes de la macroeconomía moderna, tales como: (i) la relación entre el consumo y el ingreso, (ii) la preferencia por la liquidez, (iii) la importancia de las expectativas en el consumo y la inversión (instintos animales).

A inicios de los años cincuenta, se buscó un “consenso” entre las ideas de Keynes y la de los economistas anteriores, al cual se le denominó la síntesis neoclásica. Este nuevo consenso tuvo progresos en los siguientes veinte años, período que según Blanchard (2006), fue la edad de oro de la macroeconomía. Y es que durante esta época, se dieron grandes aportes en el conocimiento macroeconómico, entre ellos: (i) la curva de Phillis y los desarrollos empíricos, (ii) los fundamentos microeconómicos de la macroeconomía, (iii) el modelo de crecimiento de Solow, (iv)  reglas versus discrecionalidad (Mendoza, 2014).

A pesar del desarrollo teórico, a principio de la década de 1970, existía un fuerte cuestionamiento sobre la teoría predominante. Friedman, por un lado, realizó críticas metodológicas hacia: (i) la existencia de la relación negativa de largo plazo entre la inflación y el desempleo, (ii) la eficacia de la política monetaria en comparación con la fiscal y, (iii) las reglas de política económica. De hecho, para Friedman, la Gran Depresión fue consecuencia de un error en la política monetaria, pues la reducción de la oferta monetaria provocada por las quiebras bancarias se pudo evitar mediante la elevación de la base monetaria por parte de la Reserva Federal (Blanchard, 2006).

A mediados de los años setenta, y como consecuencia de decisiones de política monetarias y el primer choque de petróleo, el modelo keynesiano prevaleciente hasta ese momento no fue capaz de dar cuenta del fenómeno de inflación y recesión, al cual se denominó estanflación. La teoría de aquel momento fue incapaz de explicar los efectos generados por perturbaciones negativas de la oferta en los precios y la producción (De Gregorio, 2007; Blanchard, 2006).

En ese contexto, economistas como Robert Lucas de la Universidad de Chicago, Thoma Sargent de la Universidad de Minnesota y Robert Barro, profesor de Chicago, encabezaron un duro ataque contra la macroeconomía convencional, refiriéndose a las predicciones macroeconómicas keynesianas, las expectativas racionales y la curva de Phillips.

En primer lugar, la primera fue denominada la crítica de Lucas, la cual se fundamenta en las desviaciones entre la estructura real anterior de un modelo y la estructura real prevaleciente después de aplicar una política económica. Esto es consecuencia de que las conductas humanas dependen de las reglas de juego en que los agentes participan, de modo que un cambio de reglas llevará a los sujetos a revisar sus conductas para adaptarse a las nuevas reglas[1].

Por lo tanto, para Lucas, si se genera un cambio en la política económica, entonces se genera un cambio en la forma en como los agentes forman sus expectativas, lo cual hacía que las relaciones estimadas no fueran una buena guía de lo que ocurría con la nueva política (Blanchard, 2006). Esta fue una idea que no solo ponía en cuestionamiento la macroeconometría realizada hasta el momento, sino también cuestionaba la teoría keynesiana en la que se basaban las políticas económicas de los países.

En la década de 1980, surge un conjunto de modelos conocido como el ciclo económico real (RBC, por sus siglas en inglés), con los fundamentales aportes de Fyn Kydland y Edward Prescott, en el que se presenta un modelo de equilibrio general sin imperfecciones, capaz de explicar las fluctuaciones económicas en el corto plazo. 

 


Figura 1. Crecimiento económico de los Estados Unidos

Nota. Desarrollado en base a los datos tomados de https://www.thebalance.com/us-gdp-by-year-3305543

Según De Gregorio (2007), “la evolución de la macroeconomía no se ha producido simplemente por discusiones teóricas de como hacer buena ciencia, sino también por la búsqueda, desde distintos frentes, de fenómenos reales”.

De acuerdo a lo anterior, la teoría macroeconómica ha presentado profundos avances en épocas de crisis en el mundo. De acuerdo a lo mencionado anteriormente y como se observa en la figura 1, las respuestas teóricas a las crisis económicas han estado ligadas a los cambios del crecimiento de la economía.

Primero, se observa una respuesta de Keynes a la crisis de 1929, de hecho, fue la idea que permitió responder y guiar a las políticas económicas en los años posteriores.   La crisis de la teoría keynesiana se dio en la década de 1970, con lo cual se generó toda una revolución que conllevó a un aspecto evolucionado y estilizado de los modelos macroeconómicos.

Sin embargo, entre 1936 y 1970, se originó un proceso de discusión, el cual indujo a cimentar los conceptos de la macroeconomía moderna, o por lo menos, la crítica básica que de ellos se ha derivado. Es decir, una profunda discusión teórica sobre las bases derivadas y que dio el origen a la edad de oro de la macroeconomía.

REFERENCIAS

Blanchard, O. (2006). Macroeconomía. Madrid: PEARSON.

De Gregorio, J. (2007). Macroeconomía. Teoría y Políticas. Lima: PEARSON.

Mendoza, W. (2014). Macroeconomía intermedia para América Latina. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

RAE. (09 de Mayo de 2020). Real Academia Española. Obtenido de Diccionario de la lengua española. Actualización 2019: https://dle.rae.es/crisis

 

 



[1] Para mayor referencia ver el siguiente artículo: https://rupturaeconomica.blogspot.com/2013/03/la-critica-de-lucas_7.html


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