¿Tienen futuro los modelos DSGE? La crítica de Blanchard. Parte I
I. ANTECEDENTES
La RAE
En su sentido más
básico, la crisis implica, en términos generales, un cambio profundo, ya sea en
el plano económico, político, social, tecnológico o ambiental. Por ende, las
repercusiones de las crisis no solo han afectado al plano real, sino también a
la teoría. En el plano económico, estas son más comunes y han acompañado al
pensamiento económico con especial énfasis en la teoría macroeconómica.
Entonces, no es
vano preguntarse: ¿Qué impactos han generado estas grandes crisis en la teoría
macroeconómica? Indudablemente es una pregunta interesante, puesto que una de
ellas generó el desarrollo de la
macroeconomía tal y como la conocemos, o en gran parte, la cimentó.
En efecto, la
crisis económica de 1929 conllevó al cuestionamiento del modelo clásico y dio como
nacimiento a la teórica macroeconómica, de la mano de Keynes, con la
publicación de General Theory of Employment, interest and Money, en 1936.
La teoría general
de Keynes ponía en énfasis lo que hoy se denomina la demanda agregada, de
manera tal que en el corto plazo la demanda agregada determinaba la producción.
En este contexto, Keynes termina introduciendo componentes de la macroeconomía
moderna, tales como: (i) la relación entre el consumo y el ingreso, (ii) la
preferencia por la liquidez, (iii) la importancia de las expectativas en el
consumo y la inversión (instintos animales).
A inicios de los
años cincuenta, se buscó un “consenso” entre las ideas de Keynes y la de los
economistas anteriores, al cual se le denominó la síntesis neoclásica. Este
nuevo consenso tuvo progresos en los siguientes veinte años, período que según Blanchard
A pesar del
desarrollo teórico, a principio de la década de 1970, existía un fuerte
cuestionamiento sobre la teoría predominante. Friedman, por un lado, realizó
críticas metodológicas hacia: (i) la existencia de la relación negativa de
largo plazo entre la inflación y el desempleo, (ii) la eficacia de la política
monetaria en comparación con la fiscal y, (iii) las reglas de política económica.
De hecho, para Friedman, la Gran Depresión fue consecuencia de un error en la
política monetaria, pues la reducción de la oferta monetaria provocada por las
quiebras bancarias se pudo evitar mediante la elevación de la base monetaria
por parte de la Reserva Federal
A mediados de los
años setenta, y como consecuencia de decisiones de política monetarias y el
primer choque de petróleo, el modelo keynesiano prevaleciente hasta ese momento
no fue capaz de dar cuenta del fenómeno de inflación y recesión, al cual se denominó
estanflación. La teoría de aquel momento fue incapaz de explicar los efectos
generados por perturbaciones negativas de la oferta en los precios y la
producción
En ese contexto,
economistas como Robert Lucas de la Universidad de Chicago, Thoma Sargent de la
Universidad de Minnesota y Robert Barro, profesor de Chicago, encabezaron un
duro ataque contra la macroeconomía convencional, refiriéndose a las
predicciones macroeconómicas keynesianas, las expectativas racionales y la
curva de Phillips.
En primer lugar, la
primera fue denominada la crítica de Lucas, la cual se fundamenta en las
desviaciones entre la estructura real anterior de un modelo y la estructura
real prevaleciente después de aplicar una política económica. Esto es
consecuencia de que las conductas humanas dependen de las reglas de juego en
que los agentes participan, de modo que un cambio de reglas llevará a los
sujetos a revisar sus conductas para adaptarse a las nuevas reglas[1].
Por lo tanto, para
Lucas, si se genera un cambio en la política económica, entonces se genera un
cambio en la forma en como los agentes forman sus expectativas, lo cual hacía
que las relaciones estimadas no fueran una buena guía de lo que ocurría con la
nueva política
En la década de
1980, surge un conjunto de modelos conocido como el ciclo económico real (RBC,
por sus siglas en inglés), con los fundamentales aportes de Fyn Kydland y
Edward Prescott, en el que se presenta un modelo de equilibrio general sin
imperfecciones, capaz de explicar las fluctuaciones económicas en el corto plazo.
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Figura 1. Crecimiento económico de los Estados Unidos Nota. Desarrollado en base a los datos tomados de https://www.thebalance.com/us-gdp-by-year-3305543 |
Según De Gregorio
De acuerdo a lo anterior, la teoría macroeconómica ha presentado profundos avances
en épocas de crisis en el mundo. De acuerdo a lo mencionado anteriormente y como
se observa en la figura 1, las respuestas teóricas a las crisis económicas han
estado ligadas a los cambios del crecimiento de la economía.
Primero, se observa
una respuesta de Keynes a la crisis de 1929, de hecho, fue la idea que permitió
responder y guiar a las políticas económicas en los años posteriores. La
crisis de la teoría keynesiana se dio en la década de 1970, con lo cual se
generó toda una revolución que conllevó a un aspecto evolucionado y estilizado
de los modelos macroeconómicos.
Sin embargo, entre 1936 y 1970, se originó un proceso de discusión, el cual indujo a cimentar los conceptos de la macroeconomía moderna, o por lo menos, la crítica básica que de ellos se ha derivado. Es decir, una profunda discusión teórica sobre las bases derivadas y que dio el origen a la edad de oro de la macroeconomía.
REFERENCIAS
Blanchard,
O. (2006). Macroeconomía. Madrid: PEARSON.
De Gregorio, J. (2007). Macroeconomía. Teoría y Políticas. Lima:
PEARSON.
Mendoza, W. (2014). Macroeconomía intermedia para América Latina.
Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
RAE. (09 de Mayo de 2020). Real Academia Española. Obtenido de
Diccionario de la lengua española. Actualización 2019:
https://dle.rae.es/crisis
[1] Para mayor referencia ver el siguiente artículo: https://rupturaeconomica.blogspot.com/2013/03/la-critica-de-lucas_7.html